LEISHMANIA
Descripción
La leishmaniosis canina (CanL) es una importante zoonosis mundial para humanos y perros, se considera una enfermedad endémica ya en más de 70 países del mundo y el área del mediterráneo es un área de máximo riesgo.
Se han descrito varios factores predisponentes para el desarrollo de la enfermedad, incluidos la raza, la edad y los antecedentes genéticos. Algunas razas de perros, como el bóxer, el cocker spaniel, el rottweiler y el pastor alemán, parecen ser más susceptibles al desarrollo de la enfermedad, mientras que otras, como el sabueso ibicenco, rara vez desarrollan signos clínicos. La edad parece ser un factor importante en el desarrollo de la enfermedad, la distribución de la enfermedad es bimodal, con la prevalencia más alta reportada en perros menores de 3 años y mayores de 8 años.
Sintomas
Las lesiones cutáneas son la manifestación más frecuente de ellas y pueden acompañarse de otros signos clínicos o anomalías clínico-patológicas. Sin embargo, los perros pueden presentar otros signos clínicos no relacionados con las lesiones cutáneas como principal motivo de consulta. La enfermedad renal puede ser la única manifestación clínica de leishmania y puede progresar desde una proteinuria leve hasta el síndrome nefrótico o una enfermedad renal en etapa terminal. La insuficiencia renal crónica es un resultado grave de la progresión de la enfermedad y la principal causa de mortalidad por leishmania. A pesar de la alta prevalencia de patología renal en perros infectados, la hiperazoemia renal es un hallazgo de laboratorio relativamente poco común.
Cuándo consultar
La leishmania es una enfermedad sistémica que potencialmente puede involucrar cualquier órgano, tejido o fluido corporal y se manifiesta por signos clínicos inespecíficos.
Causas
Los flebótomos son los únicos artrópodos que están adaptados para la transmisión biológica del protozoo leishmania, pero hay otros modos de transmisión comprobados en perros que incluyen la infección a través de hemoderivados transfundidos (donantes de sangre que son portadores de la infección), transmisión vertical (de madre a hijo) y venérea (transmisión sexual).
Complicaciones
Los perros con insuficiencia renal se espera que tengan una tasa de recuperación más baja en comparación con aquellos sin compromiso renal o solo con proteinuria leve.
Diagnóstico
El diagnóstico de la leishmania según sintomatología es complejo ya que el espectro clínico es amplio y la gama de anomalías clinicopatológicas basadas en al menos un hemograma completo, perfil bioquímico y análisis de orina puede ser amplia e inespecífica.
El diagnóstico puede realizarse mediante la detección de anticuerpos séricos específicos (IgG), como la prueba de inmunofluorescencia de anticuerpos (IFAT) y ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA).
Los ensayos basados en inmunocromatografía son fáciles de usar y proporcionan resultados cualitativos rápidos en el acto, pero su rendimiento aún no es óptimo.
Es importante enviar las muestras a un laboratorio que realice ensayos serológicos cuantitativos y pueda proporcionar un título de punto final (IFAT) o una lectura de densidad óptica (ELISA) y una clasificación del nivel. de anticuerpos.
Por otra parte, el ADN en tejidos por PCR permite un diagnóstico sensible y específico de la infección. La PCR se puede realizar en ADN extraído de tejidos, sangre, fluidos corporales o incluso de muestras histopatológicas.
La infección en perros puede ser subclínica (asintomática), manifestarse como una enfermedad autolimitada o una enfermedad grave y mortal.
La infección subclínica no es necesariamente permanente y algunos factores puntuales como la inmunosupresión o enfermedades concomitantes podrían romper el equilibrio y conducir a la progresión de la enfermedad clínica en perros.
Tratamiento
Respecto a la estadificación clínica, tratamiento y pronóstico, el grupo LeishVet, grupo compuesto por veterinarios científicos expertos en leishmania procedentes de instituciones académicas de la Cuenca Mediterránea y Norte América, propuso un sistema de cuatro estadios clínicos basado en signos clínicos, anomalías clinicopatológicas y estado serológico en un esfuerzo por cubrir el amplio espectro de manifestaciones clínicas y grados de gravedad que se encuentran en la leishmaniosis.
Sugieren diferentes protocolos de tratamiento y pronósticos para cada etapa clínica puede variar de pobre a buena dependiendo de su estado clinicopatológico inicial general y su respuesta específica a la terapia.
La terapia con fármacos antileishmania a menudo conduce a la curación clínica, aunque los perros tratados pueden seguir albergando el parásito y ser infecciosos para los flebótomos, pero en menor medida que antes del tratamiento.
La gran mayoría de los perros experimentan una mejoría clínica dentro del primer mes de terapia; sin embargo, es posible que otros necesiten un período más largo de terapia antes de que la mejoría sea evidente.
La duración del tratamiento con alopurinol depende de la gravedad de la enfermedad, la respuesta clínica y parasitológica al tratamiento y la tolerancia individual a este fármaco. Algunos perros extremadamente susceptibles nunca alcanzan un punto que les permitiría suspender el alopurinol, siempre y cuando esté la posibilidad controlar o disminuir la xantinuria (cristaluria masiva de xantina) con dietas bajas en purinas o reduciendo la dosis del fármaco, para evitar el riesgo de urolitiasis (presencia de cálculos).
Otros son capaces de controlar la infección sin necesidad de un tratamiento extremadamente prolongado. Se puede suspender el alopurinol cuando se hace la combinación de los siguientes criterios: evaluación mediante un examen físico completo, hemograma completo, panel bioquímico completo y análisis de orina, una marcada disminución de los niveles de anticuerpos (a negativo o en el límite según un ensayo serológico cuantitativo).